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jueves, 13 de noviembre de 2014

Ariadna – La clave del laberinto

Ariadna – La clave del laberinto

La congoja se repartía año tras año. Siete jóvenes y siete docenas llegaban a Creta para ser ofrecido en sacrificio. Venían a saciar el hambre del Mino tauro, un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro, encerrado en un laberinto que el rey Minos había hecho construir especialmente para aprisionarlo. Los sacrificios humanos llegaron hasta el fin  cuando llego entre las jóvenes victimas, por propia voluntad del príncipe ateniense Teseo, hijo de Egeo, rey de Ática, o tal vez del propio dios del mar Poseidón.

Teseo  tenía un amplio historial como justiciero. Había vencido ya a terrible bandidos, a gigantes, a una cerda feroz. Y había obligado a acostarse en su propio lecho al sádico Procusto, que hacia yacer en él a los extranjero que pasan por su reino, ajuntándolos a la medida de su cama. Si sus piernas eran más largas que el lecho, las cortaba, y si eran cortas, las estiraba por la fuerza.

Al arribar Teseo a Creta, Ariadna, hija de los reyes de la isla, se enamoró del héroe y decidió ayudarlo a escapar del laberinto. A cambio le pidió, le pidió que la convirtiera en su esposa. Teseo recibió de Ariadna un ovillo de hilo y ató su extremo al dintel  de la puerta de entrada al laberinto. El hilo se extendió a medida que Teseo avanzaba, señalando el sinuoso camino recorrido. Así, el héroe llego frente al minotauro y lo mato con su hacha de doble filo. Luego libero a los otros jóvenes y, junto con Ariadna, todos se hicieron a la mar.

Navegando rumbo a Atenas hicieron una breve escala en la isla de Naxos, donde la pareja desembarco. Mientras Ariadna dormitaba en la playa, Teseo regreso sigilosamente al barco y reanudo el viaje. Al parecer, abandono a su enamorada impulsado por su sueño en el que el dios Dionisio le advertía que deseaba a Ariadna por esposa y que no debía interponerse. También se cree que Dionisio envió vientos adversos que alejaron la nave y confundieron los pensamientos de Teseo.

Mientras el barco se retiraba, Ariadna despertó sola en la isla y enloqueció de pena buscando a su compañero. Pronto encontró consuelo en Dionisio, que se le apareció fastuosamente, y ante su sequito de ninfas y sátiros le pedio matrimonio. Como regalo de bodas, el dios le obsequio una corona a de oro ardiente y gemas coloradas de la India, colocadas en forma de rosa. Años más tarde, cuando a Ariadna le llego la hora de su muerte, su inconsolable marido ajorro la corona al cielo. En su ascenso las gemas se volvieron más brillantes hasta convertirse en estrellas.

En cuando a Teseo, su regreso a Atenas fue trágico. Previo a su partida había convenido con su padre, el rey Egeo, que si sobrevivía a la aventura cambiara las velas negras de su nave por otras blancas. Pero olvido hacerlo. Egeo vio las vela negras, pensó que su hijo había muerto y desesperanzado se  arrojo al mar, que desde ese momento lleva su nombre.

http://biogeocarlos.blogspot.com/2010/05/dia-del-orgullo-friki-los-genes-de.html



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