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domingo, 2 de noviembre de 2014

Aracne - la soberbia

Aracne - la soberbia

En las manos de Aracne, los mechones de lana parecía neblina. Ella era una simple mortal, hija de un teñidor de lanas, pero había tal arte en su trabajo, que para contemplarla girando el huso torneado o dibujando con la aguja, las ninfas abandonaban los viñedos y las aguas. Enredada en su soberbia, Aracne comenzó a proclamarse  tan buena tejedora como la misma Atenea. Y esta se presento ante ella, tomando la figura de una vieja con basto, para aconsejarla que desistiera de medirse con una Diosa. Sin embargo, la respuesta de Aracne fue retar a Atenea a probarse en una competición. 

Abandonando su disfraz, la diosa se presento con todo su esplendor. Enfrentadas en distintos telares, fueron tensándose las finas urdimbres y se entretejieron la purpura, los oros y los delicados matices de la transición de los colores.

Atenea creó un tejido en el que los dioses aparecían soberbios y centrales, en su  augusta majestad. Luego pinto con la aguja un verdadero toro, un mar verdadero y bordeo la tela con ramas de olivo de la paz. Aracne dibujo a las deidades con sus debilidades mas carnales, en un trabajo tan brillante y delicado que la diosa, fuera de sí, rompió su obra y golpeó a su rival.


Viendo la furia divina que había provocado su soberbia, la joven mortal intento terminar con su vida pasándose un lazo por la garganta. Atenea no lo permitió. “Vive, si, pero cuelga, malvada”, le dijo. Y rociando a Aracne con los jugos de una hierba, maldijo su destino y el de su descendencia. La convirtió en un araña tejedora, cuya misión es pender y tejer eternamente.



http://sobreleyendas.com/2008/05/10/el-mito-de-aracne/



Fuente : El libros de los dioses, los héroes y los mitos

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