Carlomagno
– Peregrino de la fe
Cuando no estaba guerreando
era un soberano ordinario y metódico. Además de hombre de buen carácter que era
feliz nadando largamente en aguas tibias, amaba estar rodeado de su familia y
disfrutaba de los 18 hijos que había
engendrado con sus sucesivas esposas y
concubinas.
De barba florida, voz
chillona, altísimo y panzón, Carlomagno fue el constructor de un imperio
cristiano que se extendía por gran parte de Europa. Heredó de su padre, Pipino
el breve, la capacidad guerrera y política que lo llevaron a ser un gran
estratega, y de Bertrada, su madre, la vocación cristiana que lo llevo a
conquistar y alfabetizar pueblos. No se sabe
de quien heredó esa inquietud de viajero incansable, pero todos los
años, con el inicio de la primavera, emprendía sus campañas militares. Tal vez
por tener ese orden estacional y personal, donde placer y deber compartía un
espacio de igual importancia, Carlomagno, alcanzo una avanzada edad para la
época. El emperador murió en el 814, a los setenta y dos años.
Su destino de leyenda,
posterior a su muerte, ya había sido anunciado por el apóstol Santiago. Cuentan
los libros que el apóstol de apareció ante él y señalando la Vía Láctea le
dijo: “El camino de estrellas que ves en el cielo significa que has de ir desde estas tierras a Galicia con un gran
ejercito, a combatir a los pérfidos
paganos, y a liberar mi camino y mi tierra, y a visitar mi basílica y sarcófago. Y después de ti irán
allí peregrinando todos los pueblos, de mar a mar…. Por tus trabajos te
conseguiré una corona del Señor de los cielos, y hasta el fin de los siglos tu
nombre será alabado”.
Desde ese momento,
comenzaron las tradiciones del Camino de Santiago, que luego seguirían los
pueblos, y Carlomagno pasó a ser reverenciado como el primer peregrino de
Occidente.
http://rotafolio.wordpress.com/2008/09/10/de-artigas-a-carlomagno/ |
Fuente: El libro de los Dioses, los Héroes
y los Mitos